Vuelve el FPC en septiembre o por lo menos esa es la idea del ministro de salud y parte de la dirigencia deportiva. Es posible que después de más de 160 días podamos volver a ver a Millos, así sea por el canal que todo el mundo… 

Con esta realidad a la vuelta de la esquina en Lm.net nos hemos puesto en la tarea de pensar que es lo que más extrañamos estos meses que hemos estado sin Millonarios. Yo tristemente tengo que responder que lo que más extraño es algo, que así vuelva el fútbol este mes, como todo indica, seguiré extrañando por quien sabe cuánto tiempo más.

No voy a decir que no extraño ver rodar el balón o la camiseta de Millonarios saliendo a la cancha, no niego que extraño ver un gol celebrado con la gloriosa camiseta del embajador. Sin embargo, lo que más extraño es estar en la tribuna compartiendo con mis amigos y con quienes se han convertido en mi familia, los integrantes de la BAP. Extraño caminar las pocas cuadras que separan a mi casa del estadio, parar a comprar dulces.

Extraño llegar a abrir el estadio con Yepes y muchas veces con Miguel, entrar por la tienda a mirar que hay (aunque nunca compre nada en día de partido y casi siempre sea lo mismo lo que se ve), extraño estar entre los anillos de seguridad hablando con Lucho y saludando a los amigos que pasan. Extraño en ese espacio de tiempo las charlas sobre NBA, MLB, o NFL con Carlos y Cesar mientras discutimos sobre temas varios.

Extraño llegar a mi puesto a quejarme por qué está encharcado y putear a Peñalosa o Claudia López por eso. Extraño saludar a Lina, a Majo, a Luisa, a Toby Alvarado, a Ana Caro y a todos los que se acercan en esa hora y media o dos que entramos antes del partido. Extraño cuando salen los equipos a calentar y coreamos a algunos de nuestros jugadores mientras puteamos al rival de turno. Extraño a Alejo llegando en los himnos, a Rodrigo cuando le gritamos a nuestro amigo Romero que enfoque mientras toma fotos. Extraño también escuchar el himno de Colombia sentado y pararnos para corear duro el himno de Bogotá.

Extraño la lechona o el palito de queso y hasta el águila zero, extraño la conversada sobre el primer tiempo con Jorge, con Julian, con Lopez y hasta con Lukita, cuando baja a hablar con nosotros. Extraño las celebraciones de gol, los abrazos colectivos, el sentir a los Comandos alentar. Extraño el terminar el partido, despedirme de la gente algunas veces feliz, otras emputado, extraño caminar hasta mi casa y escribirle a la gente que ya llegué. Extraño llamar a mi viejo a comentar el partido hablar de los otros partidos… en fin extraño la experiencia de ir al estadio con mis amigos. Lo único que no extraño son los bafles, el reggaetón y la amargura de algunos.

Raúl Escobar