Los resultados suelen esconder ciertas situaciones, maneras y formas erróneas de concebir el fútbol. Estas zonas de confort en medio de los problemas suelen ser alivios temporales al desangre si no se corrigen a tiempo y mandar al traste con la ilusión de pelear por los objetivos trazados y cosas importantes a lo largo de la temporada. Quiero pensar que el profesor Álvaro Anzola ha detectado los problemas del equipo en medio de estos oasis de resultados.

Millonarios Femenino se metió en la pelea de la clasificación a las finales de la Liga Betplay 2022 luego de conseguir 5 victorias y un empate desde la fecha 5 a la 10. El comienzo fue complicado con apenas 1 punto de 9 y con dos derrotas aburridoras en las fechas 11 y 12. El mejor punto del equipo fueron los partidos ante Junior y Bucaramanga de visitante, y el triunfo ante Orsomarso en Bogotá. En el resto de los juegos, incluso algunos tramos de los partidos mencionados anteriormente, hay señas que el equipo no camina de manera adecuada.

El primero es que estas embajadoras sufren de imprecisión. El ímpetu se impone ante el orden y trato de la pelota haciendo que se sufra constantemente de pérdidas de balón saliendo, en transiciones, en el último cuarto; entre los hinchas se leen comentarios de que no damos tres pases seguidos siendo una verdad dura, pero real.

Lo segundo es que el control individual de la pelota deja mucho que desear. El porcentaje de las recuperaciones del rival corre en su mayoría por las maneras en que nuestras jugadoras hacen el control del pase recibido o el adelantamiento de la pelota en carrera. Estas características individuales necesitan de más trabajo y que desde la base se forme mejor a nuestras jugadoras.

Lo que sigue son los duelos individuales. Salvo Chacón, Gabriel Camargo y en ocasiones Sharon Ramírez, son pocos los porcentajes de rendimiento en esa materia, nos cuesta la gambeta, encarar y ganar, como también nos cuesta recupera la pelota y darle buen tramite al uso del balón. El primer pase tras tener la pelota de nuevo sigue siendo un dolor de cabeza para el profesor Anzola y sus jugadoras.

Y lo cuarto y más preocupante es que pareciera que el esquema no ayuda, y que las soluciones entre semana y en medio del partido no llegan tampoco. El 4-3-3 se queda corto por las bandas y el medio ante la velocidad del juego en materia defensiva. Sufren mucho las Embajadoras cuando tienen que adelantar las líneas por las espaldas son autopistas desocupadas para las carreras de las delanteras rivales. Bolaños no da abasto para cubrir la mitad y solemos quedar comprometidos y sin respaldo en defensa.

El objetivo, por la nómina y lo reciente del proceso, debe ser clasificar dentro de las 8 finalistas. Material hay, el compromiso de jugadoras y cuerpo técnico se nota siempre, pero hay que dar señas que el camino es el correcto y que se está trabajando en tener un buen equipo de fútbol que es lo más importante para el futuro de las embajadoras. Ganar un partido es nada si vamos a seguir sin rumbo por la liga femenina en Colombia.

@maugor