La noticia de la semana: nos quedamos sin jugar la vuelta ante el América en el teatro de los sueños muisca, en el coliseo de la 57 que está lleno de historia, donde hemos derramado lágrimas de emoción y de tristeza. Es una decisión que se veía venir por la subida de contagios y muertes en este nuevo pico que trajo esta pandemia. Si buscamos culpables para esto, debemos revisar qué se hizo mal desde el comienzo.

Para no entrar en discusiones extradeportivas sólo miremos que el señor que dirige los destinos de este país no sabe ni qué va incluido en la reforma tributaria que nos quiere aplicar. Partamos de ahí para ver por qué estamos pasando de nuevo por esta crisis pandémica. Lastimosamente todas estas decisiones afectan directamente a nuestro amado club. La ciudad musical nos acoge y es algo que debemos agradecer a los dirigentes tolimenses, después de que en varias partes nos cerraron las puertas.

El Murillo Toro recibe a los embajadores, con un partido digno de una final entre dos grandes del fútbol colombiano. El azul pegó primero y esperemos que revalide su gran momento futbolístico este sábado, dándonos una gran satisfacción que merecemos las toldas embajadoras. Al saber que nos veríamos con los escarlatas en Ibagué, lo primero que vino a mi mente fue el golazo del “bambino” Otálvaro, en los últimos instantes del partido ante el equipo vinotinto en el 2012 que nos puso medio pie en la final donde ganamos esa hermosa estrella 14, instantes que este bello deporte nos hace amar. En 1999 derrotamos al verde de Antioquia con dos tantos de Yonier Toro, ingratamente recordado por sus pocos goles y juego vistoso; ese día se ganó en la cancha y en las tribunas.

El fútbol no puede alejarse de los que verdaderamente lo aman, nosotros los hinchas. Esos que dejamos todo por seguir a nuestro equipo en cualquier cancha que juegue, ese escape que tenemos antes estas situaciones tan adversas como la que estamos viviendo a diario; son centenares los que están muriendo a diario en nuestro país. Debemos ser menos egoístas y pensar en los demás. A veces como la muerte no ha tocado nuestros hogares la vemos lejana, pero estamos en una realidad que está haciéndole mucho daño a la humanidad y esta sí ha tocado la puerta de miles de hogares.

Las medidas tomadas por la alcaldía nos alejan de nuestro equipo, pero hacen que más adelante podamos estar de nuevo disfrutando de nuestro equipo embajador, de nuestros amigos de cancha, abrazando a un desconocido en medio de una eufórica celebración. Cuidémonos nosotros para poder así también cuidar a los que nos rodean. Esperemos que el sábado nuestro equipo haga lo que siempre debe hacer, salir a ganar.

Julio César Vargas López