Alguna vez un viejo amor con el que llevábamos un tiempo feliz, decidió buscar  nuevos caminos sin una señal o aviso de su partida. Así como fue lindo y encantador el camino, duro fue el golpe de la desilusión. La tusa duró un tiempo largo y las cicatrices tomaron tiempo en sanar.

Lo puedo comparar con Millonarios el semestre pasado que nos enamoró, nos llevó serenata, flores y, al momento de sacar el anillo de compromiso, nos dijo que llevaba el nombre de otro. La frustración del hincha no se va a paliar fácil y Jorge Luis Pinto con sus jugadores lo deben tener claro. 

Soy de los que piensa que nuevo semestre, nueva ilusión. Que cada inicio de torneo limpia buena parte de las desdichas, si las hubo, del último torneo y volvemos a meterle monedas a la máquina de los sueños. La resiliencia del hincha de Millonarios es conocida y demostrada con hechos, siempre volviendo, desempolvando la pasión apaciguada por las vacaciones. Esta vez es diferente: el dolor para sanar no parte del infortunio sino del desconcierto y la rabia. 

Incluyendo dirigentes, nadie en Millonarios ha hablado del tema. Nadie ha tomado la palabra al volver de las vacaciones para explicar, para animar, para ser la voz que lidere ese proceso que sana las heridas del dolor de la eliminación. Los hinchas necesitan saber qué conclusiones quedaron del partido frente al América y que se está haciendo para no repetirlo. 

La relación entre hinchas y dirigentes en la era Gustavo Serpa, siempre ha sido tensa y marcada por el poco entendimiento de ellos hacia nosotros. Ojalá no les pase lo mismo que a mí, que luego de irse ese amor volvió con ganas de seguir, cuando ya para qué. El amor y la paciencia tiene un límite; pilas Millonarios.

@maugor