Ser fanático del fútbol no es fácil. Enfrentarse a los comentarios, a los señalamientos, a tratar de explicar la pasión y el sentimiento son el pan de cada día de aquellos que esquivamos los comentarios de esos que ven en el fútbol solo  un ‘parche’ o la excusa para encontrarse y beber.

Ahora, somos una generación de hinchas de Millonarios que ha vivido las duras y las maduras. El gol de Milton Rodríguez, el ‘arroz con huevo’, no tener patrocinadores y la sombra de la desaparición amargó nuestra existencia mucho tiempo. Bajar la estrella 14 parecía una galaxia lejana.

Luego de un proceso de transformación, en que la misma hinchada salvó al equipo, y empezó lo que muchos pensamos era un resurgir. El amor al escudo siempre por delante. Llegó la 14, el desahogo, el grito de ser campeones tras las adversidades y canalladas de 24 largos años.

En 2017 Millonarios venció a su clásico rival en la final y posteriormente venció al equipo verde de Medellín para otra alegría azul en la Superliga. En ese momento, Serpa y CIA sacaban pecho por su gestión y creían que ellos habían pateado el gol que bajó del firmamento la estrella 15. Luego de eso vinieron campañas aceptables, y digo aceptables porque en Millonarios solo sirve ser campeón. Lo demás es verso.

El 2021 que pasó nos dejaron lecciones duras. Pero ahora, no quiero hablar del fútbol que no conoce de justicias, conoce de goles para lograr los objetivos. Ante todo, quiero decir que no creo que las intenciones del señor Serpa y el grupo que representan sean malas. Sin embargo, cada periodo de transferencias tras un torneo es el mismo dolor de cabeza.

Quisiera decir que su gestión es mediocre, pero más triste es su pensamiento. Él, que con arrogancia ha criticado a los equipos chicos, tiene una mentalidad más pequeña que el equipo que juega en el Estadio de Techo en Bogotá. Serpa pretende que los hinchas seamos felices con el manejo financiero y con que los libros de contabilidad estén en verde y no se dañe el equilibrio financiero. Pobrecito, que alguien le diga que a los dirigentes se les recuerda por los títulos que dejen en la vitrina y por la ambición ganadora que trasmita al equipo.

Aún más triste es saber que Amber es un grupo empresarial con un fuerte musculo financiero, que podría ‘romper’ el mercado y tener siempre a los mejores jugadores del medio para disputar semestre a semestre la estrella. Ahora, no pedimos competir al nivel financiero que tienen México o Brasil, pero, sin embargo, Amber debería ser dominante en Colombia sin ningún problema. ¿Cuál es el miedo de Serpa? ¿Qué su jefe se entere que el equipo de pérdidas? ¿No lo supervisan desde Francia?

Más terribles aún fueron sus declaraciones en las que nos acusó de ‘bodegueros de redes’. Aclaro de una vez, soy periodista y NO conozco ningún representante de jugadores y mi único contacto con el fútbol es cuando voy al estadio y juego con mis amigos en canchas de fútbol 5. Escudándose en el ‘fair play’ financiero cubrió su falta de ambición y dejó ver su visión mediocre. Ahora que viaja tanto y hace relaciones públicas, sería bueno que Florentino Pérez del Real Madrid le explique como funciona el negocio del fútbol.

Es claro que Millonarios no necesitaba tantos jugadores, pero, con 4-5 REFUERZOS tendríamos una plantilla mucho más competitiva. Pero no, su cerebro no le permite ver más allá y para él, ya Fluminense nos eliminó sin jugar. Alfonso Senior le hubiera dado una cachetada por mediocre, por apartarnos de nuestra identidad y ser un pusilánime que se cree el mejor directivo cuando en realidad ni para mandadero de Amber funciona.

Señores de Amber, la realidad es que necesitamos cambios y PROFUNDOS. Si quieren una empresa rentable, con libros de contabilidad organizados y demás, los invito a que monten una empresa de construcción o lo que sea y salgan del fútbol. Aquí se gana es con plata y si no quieren correr riesgos, compren acciones de Apple o Microsoft.

Por ahora, seguiré abonado, pues el escudo y el amor no se negocian, porque nunca le desearé el mal a mi equipo, sin embargo, soy consciente que hay cosas que deben cambiar.

Gustavo Caraballo

@padrinogacm