Bogotá, Diciembre 15 de 2020.

Don Alfonso, arranco por presentarle excusas por escribirle esta carta y molestarlo en su descanso póstumo. Pero la vergüenza me obliga a hacerlo. El dolor del hincha que ama a Millos se toma mis dedos y escribe por mí. Déjeme ir al punto central: ya no somos Millonarios, sino mendigos. Ya no tenemos ahorros. Serpa y el Grupo Amber resultaron tan mediocres como dirigentes e inversores que acabaron con el mayor intangible del hincha y del club que usted fundó y llenó de gloria: su reputación y dignidad.

Ellos serán empresarios y hombres de negocios, (malos por lo visto en sus resultados financieros y en retorno de su inversión en Colombia), pero dudo que de que sean hinchas de verdad del equipo. Sufrirán por sus inversiones, por su planeación estratégica, por la tasa cambiaria, por el ROE, pero no por lo que sufrimos los de a pie: el orgullo de ya no saberse el más veces campeón, ni el equipo que todos admiraban y por ende querían ganarle. El equipo insigne del fútbol colombiano y un referente internacional.

Un hincha jamás dejaría que su club, el de los amores, el que le marca el estado del ánimo de su semana, el que quieren dejarle a sus hijos de herencia, el que se sigue a la distancia, el que usted fundó y llenó de grandeza, cayera en la mediocridad.

En qué momento se fue usted, Don Alfonso, y quedamos huérfanos en manos de dirigentes como los del Fondo Amber. En cuál momento perdimos la dignidad y la capacidad de tener dueños de verdad. En que momento perdimos su ejemplo y nos volvimos vulgares y corrientes.

Entiendo que el fútbol, al igual que la sociedad en general, fue permeado por los narcotraficantes y que nuestra institución que usted dirigió con dignidad, visión, amor y resultados, terminó por allá en los 80 con la cabeza gacha, y luego en manos de un cheque sin fondos y del nefasto Lopez entre muchos otros. Pero luego de tocar piso, de resurgir de los abismos, de refundarnos y volver a la grandeza, creímos -ingenuamente- que nunca volveríamos de donde habíamos salido.

Pero nos equivocamos Don Alfonso, nos dejamos embaucar: somos unos adictos que se pensaron para siempre recuperados y que -paradójicamente- la ausencia de copas nos hice recaer. La culpa de Amber es que no entendió nunca lo que es Millonarios como empresa. La culpa es de Serpa que no logró llevar a Millonarios más allá.

Seguro no se roba un peso, no hay corrupción, pero si mediocridad. El valor real que puede dejar Millonarios si lo ponen a ganar, el valor real de invertir, no para tapar huecos, sino para comprar activos, el valor real de administrar reputación y no de mancillar la grandeza, requiere de estrategia y visión, de ejecución y liderazgo, de un accionista que transforme, y claramente no se ha visto.

Este 2020 don Alfonso, lo acabamos eliminados, peleando un torneo que da vergüenza por un cupo a una copa, entre los más malos de los malos; viendo a nuestro rival de patio ir a las finales; viendo a otro rival -que se hizo grande en el narcotráfico y sucumbió en la B- luchando por alcanzarnos en estrellas. Viendo a los innombrables yendo de nuevo a la Copa Libertadores que nos robaron con Silva en 1989 y nosotros, mientras tanto, endeudados, recibiendo recursos para pagar deudas, jugando con las menores por necesidad y no por convicción, (pensando en cuando se venden), sin sede deportiva, sin un plan de mercado inteligente, sin nuevas generaciones de hinchas, y alejando a los de a pie como si pudiéramos vivir un año más de los ahorros que ya no existen. Como si la historia no tuviera que escribirse a cada rato y para ahorrar no se requirieran excedentes.

Una lástima Don Alfonso, una lástima de verdad porque su legado está adportas de desaparecer si nos siguen manejando como quien maneja un hobbie, prometiendo copas y títulos, estadios, y dejándonos, no sólo sin ellas, sino sobre todo sin orgullo.

Paz en su tumba, Don Alfonso. No venga por acá que en este 2020 asustan y un crack como usted, un dirigente de su tamaño y su cabeza, no merece ver lo que Amber ha hecho con su club, con nuestro Club. Seguro, si reviviera, se moriría de nuevo del dolor de ver lo que ha pasado con su equipo.

Descanse en paz porque usted nos dio la grandeza con altura, visión, temple y manejo, con dirigencia, y hoy, Amber ha hecho todo lo contrario: quitarnos la dignidad y convertirnos de Millonarios a mendigos, endeudados con ellos mismos. Con un balance en estos años de más perdidas que ganancias, con un 2020 nefasto.

Excúseme de nuevo Don Alfonso. Se que desde allá, en el cielo, usted ve las estrellas que logramos. Acá en la tierra por ahora sólo vemos hoyos negros. Eso sí un último favor, un milagrito. En el 2021 cumplimos 75 años, así que por favor ayúdenos a que los mediocres de Amber vendan el club y se vayan a jugar -con Serpa a la cabeza- con otro hobbie.

Claro, sé que no se le puede pedir peras al olmo. Seguramente creerán que hoy valemos millones y millones y pedirán así por el activo, sin darse cuenta de que ellos solos lo han depreciado; bueno, yo diría más bien, despreciado.

Paz en su tumba, Don Alfonso.

Cordialmente

Andrés Gómez V, Hincha de Millonarios de siempre, hincha de usted, y un nostálgico de la grandeza azul que sabe que un equipo como el que usted fundó, nació para ser siempre millonario y nunca mendigo.

@andresgomezv