El 05 de junio de 2019 me tomó disfrutando de unas vacaciones familiares, la ventaja del primer tiempo me dio la tranquilidad suficiente para salir de la habitación y celebrarle el sexto mes a mi bebé. Minutos después, mi siempre expresiva esposa reflejaba malas noticias en su rostro:

-Nos empataron?

-Vamos perdiendo 2-1

-No me digas mentiras!

– Tu sabes que jamás te molestaría con eso!

Con el tiempo de adición corriendo, aún esperaba el milagro, me lamentaba por no estar allá, en mi silla de siempre, había adelantado las vacaciones para poder ir a la final y ahora todo se terminaba. El pitazo final derrumbó las ilusiones de un semestre feliz, el equipo sólido y ganador que había formado el profesor Pinto quedaba eliminado de una manera impensable. Las postales de vacaciones ahora estarían llenas de sonrisas fingidas escondiendo el dolor que solo entendemos los futboleros.

Dos días después, de nuevo su rostro me puso en alerta, pero esta vez era más grave, se veía, se intuía, era tan grave que mi siempre elocuente esposa no pudo pronunciar palabra alguna, se limitó a contestarme moviendo su cabeza:

– Mis papás?                                     

– No

– Mis abuelos?                                 

– Sí

– Mi abuela?                                     

– No

– Mi abuelo?                                     

– Sí

– Se murió?                                       

– Sí

Sí…sí…sí…unos segundos para asimilarlo, unos segundos para alejarme de todos y caer en cuclillas, unos segundos para saber lo que realmente se siente cuando duele el alma.

Entonces, entre lágrimas y desconsuelo, en los días posteriores lo comprendí: Millonarios tiene que ser motivo de felicidad, de alegría, de pasión. Cada seis meses hay revancha y cuando se gana los recuerdos lindos quedan para siempre; el gol de Mayer, la atajada de Delgado, el zurdazo de Rojas, la remontada a Gremio y un largo etcétera que cada cual guarda en su corazón.

No hay mejor receta para la amargura que una buena dosis de sobreinformación. Los invito a tratar de no leer tanto, de no escuchar tanto, de ponerle filtro a todo lo que nos llega, a volver a unirnos en torno a la felicidad que generan los 90 minutos, cada gol, cada partido, cada grito de aliento. Amigos hinchas de Millonarios, hinchas del fútbol: la muerte no te da revancha, disfrutemos a los nuestros, no nos amarguemos más, la pelota tiene que ser sinónimo de alegría.

Jefferson González

@Jeffer1325