A punta de amor propio, porque el fútbol poco apareció, Millonarios rescató un punto en el Campín ante Nacional. El rival le controló el partido a Millonarios, algo que suele hacer muy bien los embajadores.

Un primer tiempo ríspido donde Juan David Pérez tuvo la más clara del conjunto embajador. Luego, de a poco, el rival apretó a Millonarios, quitándole el balón y el ritmo. En una pérdida de balón en la mitad, previo de un error de Payares, llegó el gol de Vladimir Hernández.

El segundo tiempo fue más flojo aún de Millonarios. Y corriendo, apretando y peloteando con insistencia logró conquistar el empate. Testosterona de Duque para recuperar y potencia y fuerza de Ovelar para definir.

Repito, el rival le aplicó la fórmula que hace Millonarios de visitante: orden, toque para bajar el ritmo y ser profundos. Con ganas alcanzó para el empate. Que nos quede la lección: hay que saber presionar a estos equipos.

@maugor