Cuando muchos decían que preferían entrar a los 8 a lo último y sin alguna clase de favoritismo, estoy seguro que no pensaban que esta liga se fuera a definir de esta manera. Creo que nadie en sus cinco sentidos quiere pasar por el viacrucis del último mes o por la comedera de uñas de este partido en Barrancabermeja. La tranquilidad de los resultados y el buen juego no la cambio por nada.
El mes de octubre de 2022 lo recordaré como uno de los más infaustos de todos en lo que refiere a Millonarios. El fútbol desaparecido, los niveles individuales a la baja, la confianza cada vez más mermada y las decisiones del cuerpo técnico no cambiaban la mala racha de resultados. El colofón fueron las declaraciones de David Silva luego del partido ante el Medellín.
Pero cada crisis trae su aprendizaje y enseñanza. La confianza del buen juego no debe ser una cama de comodidad, sino uno silla de responsabilidad. El grupo tiene que sobreponerse a los golpes, lesiones, malos resultados o errores individuales: el equipo debe sacar la cara cuando un jugador no ande bien. Gamero y su cuerpo técnico esperamos que entiendan que los cambios y disponer de solidez defensiva, tiene que imponerse cuando las papas queman; muy bonito ser líricos, pero a veces la doble línea de cuatro es necesaria.
Los hinchas hemos estado ahí presentes en estos duros momentos. No solo no hemos abandonado, sino que el respaldo se ha hecho sentir en cada partido, más allá de los normales insultos al finalizar el partido. La paciencia no es una virtud de un hincha de equipo grande, las necesidades de triunfos y estrellas no dan espera, y siempre se necesita con urgencia el siguiente partido ganado. Pero la hinchada que ha ido al estadio este octubre ha contenido la impotencia de la derrota para alentar a los jugadores.
Llega noviembre con una final, un nuevo comienzo para todos. ¡Vamos Millonarios!
@maugor