En momentos así no hay mucho que decir porque hay muchas cosas en la cabeza. Es aquí cuando sacamos nuestros dotes de adivinos y pensamos que hubiera pasado si las cosas las hubiéramos hecho distintas. Lo cierto, la realidad, es que fue un año para el olvido, en el que el fracaso fue nuestro compañero, a pesar de tener un comienzo soñado ganándole la Superliga a nuestro acérrimo rival en su estadio, lo demás fueron solo caídas y caídas.

Lo extraño es esta nómina es que quizás es la mejor en por lo menos unos 20 años. Tenemos que reconocer que las lesiones no nos ayudaron, pero los jugadores tampoco tomaron ese nivel de la nómina campeona; siempre fueron picos muy bajos, el sistema no nos ayudó porque aún luchamos con las garras, con los huevos y no con las ideas y el juego bonito cuando tenemos cómo hacerlo.

Nuestro problema todo el año fue que jamás nos creímos capaces de las cosas, jamás tuvimos ese salto de calidad que requería ser campeones. Tenemos que dejar esos fantasmas de las nóminas incapaces, de los partidos a punta de amor propio para creernos superiores a nuestros rivales esta vez por capacidades técnicas. Es obvio que en amor propio a todos los equipos les damos sopa y seco y se nota que los jugadores luchan con amor, con ganas, con el cuchillo entre los dientes, pero no siempre podemos apelar al corazón; tenemos que ser mejores que nuestros rivales no porque seamos quienes luchemos más, si no por ser los mejores jugando este cuento.

Si combinamos ese amor con capacidades técnicas superiores, quien sabe a donde llegue este equipo. Ya tenemos una base, ya tenemos jugadores enamorados de los colores, eso lo entendemos, pero es hora de ser mejores muchachos, de creerse jugadores de calidad, cracks, porque esos errores técnicos nos cuestan y mucho el precio que tuvimos que pagar este año es terrible.

Hay relaciones que Millonarios debe restablecer como con el juego bonito y con los hinchas, que son dos cosas que van de la mano. A la gente hay que pedirle fidelidad, eso lo entiendo, pero también hay que darle un par de motivos para volver al estadio, este año nuestra relación fue turbia con la institución, rota.

Desde la administración hay que pensar cómo volver a enamorar a los hinchas y eso no se hace solo con fútbol sino también con muestras hacia ellos, con buenos precios, con fomentar desde el estadio una hinchada unida, apoyando la fiesta, haciendo desde adentro dinámicas para que el hincha siente que Millonarios no esta desconectado de ellos. En este momento se les ve como un ente frívolo que no piensa en ellos.

Son muchos los errores que nos trajeron hasta este punto y los hinchas tienen toda la razón de la ira que sienten, la impotencia, porque sabemos que tenemos mas nómina que muchos. Es hora de entrenar con fuerza, pulirse, entrenar la cabeza para querer este escudo, pero aportando toda la inteligencia y calidad.

Al hincha le digo que no hay más remedio que tratar de curarse el corazón. Después de momentos así aparecen los fantasmas de ese pasado fracasado que tuvimos, que el miedo de volver otra vez a esas oscuras épocas es latente, pero nos veremos en el clásico, por el honor, porque queremos estos colores y hay que defenderlos contra esos en unos días, para demostrar que aun así, en el piso, sabemos que es amar incondicionalmente. Nos vemos donde solo están los valientes.

Valentina Cadosch

@Cadosch12