En el manual del fútbol siempre se ha dicho que nunca un jugador o un técnico esta por encima de la institución, que en cualquier momento se van a ir y los colores son los únicos que importan. Nunca romperé esa regla, pero no me pidan que no me duela que Miguel Ángel Russo se despida de este club. Un señor que llegó en un momento duro para Millonarios y nos llevo a la gloria, con lo poco que tenía, y un amor que inundó a cada uno de los jugadores, nos contagió a la hinchada y se metió en la historia azul con amor, solo con eso.

Escuchar a Miguel despedirse, confirma que mi dolor tiene fundamentos. El fútbol necesita más seres humanos de calidad, esos que te enseñan en la cancha lo que necesitamos para la vida. Ahora básicamente nos queda agradecer que alguien como él haya pasado por esta institución y, que a pesar que hoy termine su proceso, la identidad y la esencia que nos alimentó día tras día, encargarnos que no se pierda. Ese es nuestro deber como hinchas, también deber para los jugadores y todos los que podemos aportar en esta institución.

«El fútbol necesita más seres humanos de calidad, esos que te enseñan en la cancha lo que necesitamos para la vida.»

Miguel habla de cómo luchó en la intimidad para dejarnos dos campeonatos y dice que tal vez no sea mucho para las cosas esenciales que se lleva. Él no tiene ni idea de cuánto recordaremos al capitán levantando esas dos copas y todo lo que significa en la historia de nosotros, los que nos ha tocado tragarnos las amargas. No me pidan que no me duela, que se vaya quien hizo esto posible, el héroe que arriesgo su vida para enseñarnos el valor y la fuerza del amor.

Ahora recordarlo y agradecerle es una obligación. Seguir amando a Millonarios y, como nos enseñó Miguel, ocuparnos y no preocuparnos. De esta otra vez vamos a salir.

@c8benavides