Es muy sencillo apoyar cuando el equipo lo ganó todo, cuando goleamos, cuando todo son sonrisas y alegría. El hincha de Millonarios siempre ha tenido tesón para la derrota, siempre ha cantado más fuerte cuando el equipo se viene abajo; esto puede ser una característica algo retro, porque el fútbol moderno no permite las caídas, ni lo baches, solo permite esta adicción a la victoria casi enfermiza. No porque desear ganar esta mal o porque querer que Millonarios sea una máquina de ganar partidos y títulos.

El problema con la adicción a ganar es que no se procesa la derrota como debería, cuando las cosas no salen como queríamos la respuesta no puede ser caerle al equipo y el hincha eso lo tiene que entender. Un sector de nosotros, la hinchada embajadora, tiene un enamoramiento con la victoria y no con Millonarios, a todos nos duele, pero destrozarlo todo cuando no ganamos, no puede ser la respuesta.

Primero hay que enamorarse de estos colores, de este escudo, de la sensación de estar en la cancha con la garganta quebrada, siendo un puño cerrado en medio de la noche, para que cuando ganemos y venga la gloria celebremos con las razones correctas. Se entiende este amor a la gloria desproporcionada, como la de los europeos, a glorias hegemónicas, pero así no es el fútbol sudamericano, ellos siempre van a salir con el cuchillo entre los dientes.

Las conclusiones exageradas no pueden desconocer la gran labor que ha hecho el equipo. Esto es un pequeño bache en el que, si está enamorado es de ganar, frustra y empieza la guerra con el equipo, con el técnico, con los jugadores. Pero no por esto todos son unos ladrones junto con el técnico y la dirigencia. Enamórese de ver a Millonarios, para que cuando ganen algo usted esté feliz porque siente el equipo, porque lo quiere ver en la cima, porque es el lugar que merece. Si caemos, debemos estar aquí, debemos poner nuestra garganta, así como les pedimos a los jugadores que no negocien la actitud, nosotros tampoco lo hagamos.

Usted reviéntese la garganta sin importar el resultado, cántele a Millonarios, apoye a los jugadores y si quiere deshacerse de su ira ahí está el rival, ahí están los otros que nos quieren arrebatar la victoria, presiónelos a ellos. La hinchada de Millonarios no puede ser una de resultados, no puede condicionar su amor porque esa actitud es de un equipo diminuto; condicionar el aliento, la ida al estadio, es ser un amargo y eso hay que dejárselo a la otra acera.

Nosotros somos de carácter para enfrentar la gloria, pero también el fracaso. Un empate que no debió ser, una caída en suelo ajeno, jugando muy mal, no debe cambia el amor, las ganas de ir al estadio. Si sigue enojado por el clásico, nos vemos el domingo, donde debe descargarse alentando y, si su necesidad es tirar improperios, ahí tiene a otros rojos, igual de desteñidos.

@Cadosch12