Pienso en estas noches en las que los hinchas se conducen al Campín, en un día laboral, saltando cualquier cantidad de obstáculos, inventando excusas en el trabajo para tratar de llegar a tiempo al Coloso, los estudiantes tratando de convencer profesores que el perro esta muy enfermo o que la cita medica no se la dieron para otra hora que no fuera durante la clase, corriendo para coger lo que sea para llegar.
En esta noche yo llegue con una semana muy difícil encima, una lesión en la mano que me fastidiaba todo el tiempo y el frio bogotano no le ayuda nada al dolor, pero lo único que anhelaba es ver el Campin, sentarme y ver a ese equipo que me roba desde la cabeza hasta el corazón.
Me pregunte el por qué de ese deseo, por qué estar ahí aun cuando hay tantas cosas que indican que debería estar en otra parte, descansando la lesión quizás. Me recordé a los 15 o 14 años acudiendo al estadio en muletas, a muchos otros que he visto en esos estados, muertos de gripa, con brazos partidos, sin voz, con lo que sea, pero ahí alentando; todo eso responde a un amor muy profundo, otros lo llamaran masoquismo porque de ninguno de esos sacrificios depende el resultado, yo lo llamo honor, no dejar lo que se quiere, es creer más allá de si se juega bien o mal.
Mi generación aprendió a creer a Millonarios sin muchas razones, sin muchos fundamentos ni argumentos; nos bastan ese par de colores, ese escudo. Aprendimos que cuando más la tenemos complicada es cuando surgimos los verdaderos hinchas, aprendimos que todo está en el corazón, en alentar estos colores, aunque se esté muerto de dolor.
No es ver a Millonarios solo como un equipo, es mucho más que los 11 jugadores que disputan el partido, estar allí es estar conectado con lo que somos, como hinchas. En mi vida Millonarios me conecta con todos los momentos en que fui feliz, cuando me he roto el cuerpo, los goles, los cantos y los amigos en medio del Campín, me han curado y cuando he tenido roto el corazón nunca faltó ese bálsamo.
Se que mi experiencia se replica en muchas otras o ¿Quién no ha ido al Campin esperando la respuesta a una tusa? ¿Quién no fue después de un día funesto en el trabajo para desahogarse? ¿Cuál hincha embajador no espero reparar su semana con una victoria?
Para todos los que Millonarios es parte del día a día esto es una realidad. Puede que muchas veces no tengamos la victoria, pero a veces bastará solo con verte…
Valentina Cadosch
@Cadosch12