Francisco Miranda, embelsado por la revolución francesa y los atardeceres parisinos, soñó con un continente libre y unido en torno a sus raíces y derechos de libertad. Este caraqueño soñador es el responsable del nombre de nuestro país y el precursor de la independencia.
Sus banderas de emancipación fueron tomadas por otro venezolano, el padre de nuestra patria, Simón Bolívar. Venezuela han estado ligado a nosotros, a Colombia, a nuestras raíces y nuestra realidad. Somos pueblos hermanos, pueblos que están ligados por su historia, idiosincrasia y por esa aspiración a ser importantes.
Ayer el territorio patriota sonrió de nuevo al ver a su hijo triunfar, en la casa de sus hermanos colombianos. Wuilker Fariñez demostró que las esperanzas puestas en él son certezas. Nadie niega que no debimos llegar a la instancia de los penales, pero que bueno ver un arquero que luce en los momentos álgidos, donde aparecen los grandes, para definir un paso a semifinales.
Mientras unos piensan en comprar misiles y envían embajadores parlanchines que agitan vientos bélicos, y otros envían tropas a la frontera y oprimen a su pueblo por ese vicio solitario del poder, aquí en Colombia la inmensa mayoría de los venezolanos buscan un futuro para sus familias, a lo colombiano, guerreando y sufriendo por cada peso para sus familias; ayer, por la gracia de la pecosa, los pueblos hermanos nos volvimos abrazar en la alegría de una clasificación.
Gracias Wuilker, por darnos ese envión anímico para lo que viene, por luchar por sus sueños y darnos una alegría en medio de este momento difícil de resultados, por la humildad de aceptar y reconocer los consejos de Ramiro; como el libertador decía: “La unidad de nuestros pueblos no es simple quimera de los hombres, sino el inexorable decreto del destino”.
¡Vamos Millonarios, viva Colombia y viva Venezuela!
@maugor