Puede que uno de los defectos más grandes que tenemos como seres humanos es que vivimos dando por hecho todo, digo que es un defecto porque si no fuera así, viviríamos intensamente y nos aseguraríamos de entregar todo en cada instante.

El 2020 ha sido uno de esos años para el olvido. Puedo asegurar que por más que nos aferremos a las cosas esenciales, como el poder despertar cada día, para todos ha sido un desafío enfrentar tanto. Dentro de la cotidianidad en la que se convierte la vida, los domingos, esos reservados para los almuerzos familiares, los partidos de fútbol y la ida al Campín, han quedado en el olvido. Pasar ahora por la 57 con 30 solo es un huracán de nostalgia y soledad. Extrañar los días azules y blancos es ahora parte de nuestra rutina.

Aunque duramos muchos años sin ir al estadio antes de nuestra primera vez, esos años fueron mucho más fáciles de llevar que estos pocos meses, básicamente porque nadie nos advirtió que extrañar es eso que debemos pagar por los momentos felices. Aunque ya no contemos los días sino contemos los meses anhelamos que en algunos más podamos regresar.

Espero que sea así porque si no leer estas palabras en algún momento sería una burla más de este «maravilloso» año. Ahora, agradecer y aferrarnos a la idea de volver hace mucho más sencillos los días; esa primera vez viendo nuevamente a Millonarios, les garantizo, pagará todo.

La primera vez que fuimos al Campín, posiblemente, ahora signifique mucho para todos, pero en aquel momento solo era una de las cosas nuevas que hacíamos por primera vez, como la mayoría de cosas cuando somos niños. Por eso tal vez la facilidad que tenemos en esa edad de sorprendernos y de vivir intensamente, virtud que perdemos con los años.
Como estamos en la onda de atarnos a las cosas buenas es innegable que esta pandemia nos ha reencontrado con lo más esencial; esas cosas que solemos dar por hecho que en nuestro afán de crecer terminamos siempre perdiendo.

Se que el día que volvamos al Campín va a ser como revivir esa primera vez. Como ya hemos forjado ese amor que nada puede detener, como ya hemos escrito una biblia de cábalas, hemos elegido nuestra tribuna favorita y tenemos varias camisetas para escoger, les aseguro que ese día va a ser un primer día maravilloso.

Será un domingo soleado, no tengo ninguna duda de eso, y como aquel capítulo de nuestra biblia se lo atribuiremos a una victoria segura. Usaremos nuestra camiseta favorita, ese día no habrá ninguna excusa que nos impida llegar a la cancha y llenar el Campín, incluso, mucho antes de la hora. Cuando el árbitro pite, mientras jugamos, esa será la vida, dejaremos de dar por hecho todo, disfrutaremos mucho más y agradeceremos siempre por ser los afortunados que vivieron por segunda vez, su primera vez en el Nemesio.

Camila Benavides

@C8benavides