Después de descansar y poder analizar el partido con el corazón menos revolucionado, siento tranquilidad porque Millonarios estuvo a la altura para enfrentar a uno de los mejores equipos de Sudamérica, demostramos que con trabajo, actitud y planteamiento podemos competir mano a mano en Copa Libertadores.

Para nadie es un secreto que Atlético Mineiro tiene una nómina mucho más costosa y experimentada que la de Millonarios, pero esto no fue un impedimento para el partido de anoche; Millonarios salió a jugar al mismo nivel que el rival y por un momento hasta llegamos a sentir que ganamos el partido, pero una jugada rápida y una desconcentración nos costó el empate, para dejar la llave abierta. El empate no es un mal resultado y ahora vienen días eternos para ver a Millonarios nuevamente en Brasil.

No es la primera vez que Millonarios define una serie contra equipos brasileros quienes llegan como favoritos, pero si ya lo vivimos en 2007 contra Sao Pablo y contra Gremio y Palmeiras en el 2012, ¿Por qué cohibirnos de soñar esta vez? La lógica dirá que Mineiro es el equipo que debería ganar por su nómina y la localía, pero Millonarios no tiene nada que perder y en el futbol cualquier cosa puede pasar. Debemos ver ese favoritismo como un punto a favor, para que Millonarios no se guarde nada y que así, pueda darse la clasificación que tanto esperamos en Brasil.

Seguimos creyendo, seguimos con la ilusión porque esta nomina esta para cambiar la historia. No será fácil y requerirá de mucho trabajo, disciplina y concentración, pero nada es imposible. Puede sonar muy romántico para muchos, pero el hincha de Millonarios no se dará por vencido sin no haber antes dado la pelea, y eso es lo mismo que esperamos de los jugadores, que vayan a Brasil con la misma mentalidad con la que jugaron el partido en Bogotá, sin intimidarse por el nombre del rival, jugando sin importar la localidad, pero acompañados por esta hinchada que nunca los ha parado de alentar. Ya hay medio país que espera nuestra derrota para justificar su inexistente grandeza, así que como hinchas quitémonos ese sabor a derrota y no dejemos de creer porque, sí no lo hacemos nosotros ¿quién lo va a hacer?