Hay algo místico en cualquier partido en un estadio. Todo se convierte en comunión, todos somos uno mismo y tiramos para el mismo lado, aunque todas las fotos y todas las imágenes que se nos vengan a la mente de ese hermoso lugar, sean de estadios llenos, a reventar, donde la marea y la música no para; los instrumentos al ritmo de la noche y de la gente, se convierten en calor y energía. Sin embargo, yo creo que los estadios con poca gente, también merecen un postal.

Hablan de una fidelidad que trasciende el cansancio, el hastió de lo cotidiano. Habla de personas que ven a Millonarios no solo como su equipo, si no como su hermano, su hijo, su familia; corren de sus trabajos como si fueran tarde a la obra de teatro en la que actúa su hija. Puede que la fotografía del estadio lleno sea seductora, y no me malentiendan, quisiera que El Campín estuviera a reventar todas las fechas, pero hay algo que tiene mucho valor en las 6 mil personas dispuestas aguantar el helado clima y el agotamiento, para ver a los juveniles, debutantes y suplentes jugar con Fortaleza, como en la primera fecha de la Copa Águila 2019.

Y no estoy diciendo quién es mas hincha, solo veo maneras distintas de entender la pasión. Para algunos Millonarios es un gusto exquisito de solo los fines de semana, como ir a un buen restaurante o salir con la familia en su auto a un pueblo aledaño para comer un helado, una visión que no deja de tener encanto, porque para ellos Millonarios es un buen sabor en el paladar, algo extraordinario.

Para otros Millonarios es más como emprender un viaje hacia la costa, algo que es hermoso, pero que no se pueden dar el placer de hacerlo regularmente, porque también hay que revindicar al mal llamado “clasiquero”; para ellos es la promesa de un estadio lleno, con los tambores gritando, una especie de amor de verano al que visitan cada tanto.

Para muchos de nosotros Millonarios es más como nuestra pareja o nuestra familia que, sin importar nada, uno está allí, como algo cotidiano, que no por ello deja de ser especial, porque nunca pierde la magia ir al estadio. Para nosotros es como la casa de nuestro mejor amigo o nuestro amor, un lugar donde nos sentimos que somos parte de esto maravilloso que es Millonarios.

No deja de ser igual que tener una relación. Hay buenos días, llenos de felicidad, pero hay unos en que la lealtad y el amor nos pone a prueba, nos pide seguir. La imagen del estadio medio vacío deja ver a las personas que no pueden vivir sin este equipo, que no importa el rival, si hay lluvia o no; siempre hay espacio para ir a alentar, sea después de un parcial o después de un día largo de trabajo, de soportar a ese jefe que no sabe nada y que siempre resulta siendo hincha de algún equipo desagradable.

Todos dispuestos a amar a Millonarios sorteando esta caótica ciudad. Lealtad en estado puro.

@Cadosch12

Valentina Cadosch.