El panorama luce más que difícil para el equipo, clasificar ya parece más un milagro, es verdad, pero hay que tener claro un par de cosas antes de salir agarrarnos de los cabellos. Millonarios debe estar siempre en fases finales eso nadie lo discute, pero también es cierto que su semestre no ha sido nada fácil, no tener a la cabeza pesa y de formas que ni siquiera podemos ver.
La inestabilidad en el grupo se transmitió a las tablas, no es una excusa, solo es un factor que, sumado a una irregularidad en los jugadores, resultó en un equipo lejos de encontrar su ritmo; no encontramos a los 11 y es evidente que necesitábamos una mano, un par de refuerzos que desequilibren. Los juveniles son buenas apuestas, pero para cristalizar poco a poco, no forzar a que broten cracks en momentos de tanta necesidad.
Sin embargo, ante la eminente eliminación, no se debe apresurar a cambiar de técnico, de proceso y traer otros 25 jugadores, hay que apostarle a la continuidad porque no todos los torneos los podremos ganar, aunque queramos. Russo construyo un grupo sin muchas figuras, con mucho corazón, trayéndole a un par de jugadores con un excelente presente, quien sabe a donde pueda llegar. Antes de apresurarnos y sacar consecuencias, mientras tengamos esa mínima posibilidad matemática, hay que tener fe, yo les recuerdo que ser hincha de Millonarios es despreciar la felicidad, la angustia va en nuestro ADN, si quisiéramos una vida tranquila nos gustaría el golf.
Hay que ir alentar al equipo, respaldarlo, tendremos que confiar primero nosotros aunque nos parezca un milagro; cuando más nos den por muertos es cuando más fuerte lucharemos y si no vencemos, nos levantaremos más fuertes, los invito a que le pongan el pecho a esta causa, a que vaya y cante, grite, el equipo nos necesita más que nunca. Se le vienen las finales a Millonarios de vida o muerte y tendrá que salir a ganarlo todo, no hay margen de error y allí tiene que estar sus hinchas, que los periódicos titulen “En el valle de la muerte, cabalgaron los 11”. Con el escudo en el pecho y el corazón en la pelota. Nos refugiaremos en Bogotá cerca de un mes para curar heridas para que la suerte mire otra ves hacia El Campín.
Y si salimos eliminados de todo, nada importa porque primero están estos colores y no es mediocridad: eso es amor a un ideal que va mucho más allá de la matemática, saldrán los 11 apoyados por millones de corazones azules a dejarlo, hasta que los fríos números nos den la espalda. Estaremos allí, si caemos lo haremos todos juntos, si vencemos iremos por todo.
En el valle de la muerte cabalgaron los 11, en el valle de la muerte cabalgaron 30 mil, en el valle de la muerte cabalgaron los millones.
@Cadosch12