Con empate a ceros se cerró el primer partido por octavos de final de Copa Sudamericana. Los intentos de los equipos, sobre todo del local, no llegaron a buen término y el partido se fue con muy poco fútbol de ambos equipos. El clásico resultó más peleado que jugado.
Millonarios, que volvió a repetir un módulo diferente al 4-3-3, empezó con una velocidad diferente al del rival y se vio superado por los primeros 15 minutos. Todos los jugadores perdían los duelos individuales y se parecía al último clásico del semestre pasado. Luego a punta de ganas y orden se emparejaron las cosas.
Millonarios tuvo la más clara del partido con un toque de Barreto que controló la salida Rufay Zapata. El partido se fue en peleas, faltas, reconvenciones arbitrales extendidas y malas entregas. Faltando 15 minutos la expulsión justa de Carrillo le trajo algo de ímpetu al rival, que solo pudo transformar en un remate al arco.
Un clásico donde los técnicos se preocuparon más por el cero en su arco que por otra cosa. El 2 de octubre se decidirá quién clasifica a cuartos de final. Por ahora Millonarios a pensar en ganar de local en Liga y clasificar a semifinales de Copa Águila. Russo hizo el negocio que él quería.