Ser hincha de Millonarios en verdad es una proeza que solo nosotros nos podemos imaginar. Es tener el coraje, la gallardía para atreverse a enfrentar una avalancha de emociones, de cargas históricas, llevar a cuestas una historia inmensa de glorias y hazañas que lastimosamente no pertenecen a nuestro presente. De igual forma llevamos un yunque en la espalda que se ha hecho más pesado con los años: el de las eliminaciones dolorosas, de esas veces que la historia ni la suerte jugo de nuestro lado por más que lo buscamos y lo dejamos todo en esas canchas, esas pelotas que entraron siempre en los últimos minutos borrándonos la ilusión, los tiros que se fueron por los aires cuando más necesitamos un gol, esa veces que El Campin salió con la cabeza baja, secándonos las lágrimas y tratando con toda las fuerzas de curar las heridas para volver la próxima temporada.
Una hinchada que vive en esa dicotomía del pasado glorioso y en la historia reciente doliéndonos, y aún así seguimos acá alentando con la misma pasión, llenos de un amor que va más allá de nosotros, es un amor que significa familia, amigos y tradición, es lo que somos, es parte de nosotros tanto como nuestra propia alma.
Estamos en una final después de 5 años en las que nos fueron esquivas aun cuando lo merecimos, y no hay nada más que agradecimiento para el equipo que lo ha dado todo por los colores, ha corrido cada pelota, esto es de ellos que han sabido enamorarse de Millonarios y entender el peso de la camisa que llevan.
Gracias viejo, gracias vieja por otorgarme el orgullo de portar estos colores, por hacerme vivir por ellos, por enseñarme que debo sudar, llorar, mojarrme, enfurecerme, ahogarme, gritar, amar, respirar y alentar hasta que llegue el pitido final; no imagino la vida sin ser hincha de Millonarios, sin todo lo que me ha dado.
Millonarios es lo más grande que hay en el mundo y volvió a creerse el cuento que este es el lugar que merece: las finales, pelear siempre por el título. La gloria cuesta más que lo que todos creen, es el camino más difícil, la gloria duele, la gloria pesa y solo la alcanza aquel que lucha, que jamás se rinde y este grupo, a pesar de las dolorosas caídas que ha vivido, las veces que salieron llorando de la cancha, con impotencia, con frustración al fin han visto su recompensa. Tanto dolor, al fin ve sus frutos, muchachos esto nos lo merecemos más que nadie ustedes y nosotros, la vida sabe que hemos hecho lo imposible para volver a estar aquí.
Vamos a darlo todo, no hay momento para la duda, para el miedo; nunca debimos estar más unidos, debemos ser uno solo porque estamos a 180 minutos de bajar una estrella del firmamento, de volver a ser vencedores, grandes. No hay lugar para los debates, tanto los que siempre creímos y siempre estamos ahí, tanto los que fueron cuando era necesario, los que nunca van; todos somos hinchas de Millonarios y no hay nada más importante que llenar, que alentar que cubrir el estadio con un manto de orgullo, de valentía. Aquellos que nos quieran dejar en su camino tendrán que matarnos para conseguirlo, como dijo nuestro capitán aquí nadie está solo, miren al lado y un hermano van a encontrar igual de ilusionado a ustedes, con el corazón al borde del llanto, miren al frente a un equipo que quiere el escudo y también tiene a mil su corazón, uno que puede quedar en la historia para siempre, uno que busca la inmortalidad.
No podría sentir más orgullo de estos jugadores, de esta hinchada. En definitiva si tuviera que volver a nacer seria hincha de Millonarios, volvería a enamorarme de estos colores, volvería a llorar todo lo que llorado porque cada lagrima me hizo un poco más hincha, un poco más valiente porque nunca fue un amor para cobardes. Puede parar el corazón, volvería a cantar cada canción, volvería a la lluvia, al sol, si fuese necesario hasta el desierto o los polos iría, y después de todo volvería a ese mágico momento en que sonó el pitido y volvimos a una final, lo repetiría mil veces para recordarme que rendirse no es una opción, jamás dejar de intentarlo.
Volvería a serle fiel a dejar mil cosas de lado por estar en la tribuna, volvería a las veces que ni era recomendable para mi salud estar allí porque puedo decir feliz que nunca te abandone, creí en ti cuando ni siquiera creía en mí, porque eres la razón que me hace respirar; verte campeón no es solo un sueño, es la recompensa a nunca dejarte solo y créeme mientras yo viva nunca será así.
Estas líneas anteriores no son mías, son nuestras, son solo las palabras que se repican en la mente y corazón de millones de hinchas que vuelven a soñar y con justa razón, nos merecemos estar acá porque somos los más fieles, porque tenemos equipo para lograrlo y porque nadie ha sufrido tanto como nosotros para volver aquí; embajadores vamos a soñar todos mucho más fuerte, juntos haremos temblar el firmamento.
¡VAMOS POR EL CAMPEONATO, FINALISTAS!
Valentina Cadosch
@Cadosch12