¿Qué explica que un equipo pase de no hilar dos pases a golear a una de las mejores nóminas del país? Sencillo: el amor y las ganas. Lo vivido contra Nacional es el reflejo que, cuando Millonarios se encuentra así mismo y recupera un poco de su esencia, le pasa por encima al que sea. Es una lastima que el proceso que dicen llevar, no esté enfocado a encontrar lo que nos hizo tener la grandeza que tenemos. Millonarios es una bestia descomunal que duerme en una cueva, que de vez en cuando se despierta y destruye si quiere, pero está ahí, hibernado, sobreviviendo.

Millonarios tiene que apelar a sí mismo, a sus entrañas, a recordarse todos los días que es el equipo más grande que hay en este país. Entender que las respuestas siempre estuvieron aquí y no hablo solo de los canteranos porque esa pudo ser una apuesta que también nos podría haber salido mal; hablo de lo que esos muchachos representan. Llevan nuestra bandera, la de los hinchas, no tengo idea si todos serán hinchas de Millonarios, pero entienden lo que somos porque han crecido dentro de su estómago, es visceral, como el amor que nosotros le tenemos al escudo.

Algo hace clic en el corazón cuando todos los días ves al mismo equipo, ves los mismos colores, tienes en el pecho el mismo escudo, una clase de conexión que no se tiene con nada más. Amar también es repetición, te sujetas a lo que está ahí todos los días, a lo que te distrae cuando todo alrededor se derrumba, a lo que te acompaña en tus momentos felices.

Esa conexión la entienden ellos casi como un condón umbilical. La huella que te deja acompañar a Millonarios fecha tras fecha y año tras año difícilmente se borra. Por supuesto que nunca lo van a querer como sus hinchas, eso nadie lo va a hacer, pero representan lo que debemos ser: un equipo con hambre, voraz, que está dispuesto a sacrificarlo todo por ganar, siempre en la cima, lo demás es fracasar.

Es una lección a los de arriba porque podrán decir que esto es de paciencia, pero no, es de encontrar las respuestas donde se debe: en su hinchada. A Cali hay que ir a pelear con ese corazón, como lo haríamos nosotros, con el hambre de quien tiene una oportunidad que no puede desperdiciar porque de ella depende su futuro, con el corazón de quien no se rinde y se trasnocha soñando con triunfar.

Esto no es ni de Camacho, ni de Amber, es de nosotros los hinchas que estamos ahí para soportar las tempestades que nos arrojan y respondemos con pólvora, cantos y calor. Millonarios es de nosotros que estamos dispuestos a perder, si eso abona al camino de uno de los nuestros; yo quiero ganar siempre, pero quiero que Millonarios tenga un norte y una filosofía, que encuentre lo que se le perdió hace tantos años. Lo elemental es saber quiénes somos: un equipo grande, bogotano, precursor, que mucho antes de que los que ahora ganaran algo y se quieren comparar, nosotros ya estábamos borrachos de tanta copa.

Millonarios es su hinchada, su corazón y sus ganas. Es su trabajo representar a esos millones de personas que, en medio de su trabajo y sus familias, se toman dos horas para darles su alma, su vida, para sufrir con ellos. Eso se tiene que pagar con sudor, ojalá con resultados, a Cali hay que ir a devolverle el amor y el aguante a  la hinchada, que nunca deja de creer.

No tiene que ocurrir un milagro, solo nos tenemos que despertar un poco.

Valentina Cadosch

@Cadosch12