Empecé a seguir a Millonarios en la primera década del siglo XXI, una época muy difícil para ser hincha. Hoy casi veinte años después encuentro a una institución que ha levantado en muchos aspectos, pero que aún sigue en deuda con lo que debe articular, mover y ser. Aún falta mucho por hacer por este club desde lo dirigencial, en lo institucional y desde la gente.
La primera década de este siglo fue una época oscura para Millonarios desde lo económico y lo deportivo. Sin refuerzos y con muchos canteranos se deambulaba en la parte baja de la tabla año tras año. Recuerdo como en la cancha entre banderazos y el aliento de la gente le “hacíamos el aguante al equipo”. Deportivamente vivíamos más frustraciones que alegrías (muchas más de las que se viven hoy por hoy), fue una época muy dura para ser hincha de este club porque no existía absolutamente nada en lo deportivo ni en lo institucional. Sin embargo, fue en esa década donde se fortaleció en muchos este amor que quedó grabado para toda la vida.
Empiezo con el tema dirigencial ya que con el paso del tiempo entendí que el éxito de este deporte depende en gran medida de la inversión hecha por los dirigentes, refiriéndome al dirigente como una persona competente que conoce del entorno y de la pelota. Algo que le ha faltado a Millonarios lo largo de estas últimas tres décadas es inversión, esa apuesta en jugadores que marquen diferencia. Después de salir de la ley de quiebras y fundar la sociedad Azul & Blanco yo no he visto en Millonarios un respaldo económico fuerte y continuo, no volví a ver a esos jugadores insignia que tuvimos en la década del ochenta.
Una inversión alta de dinero no garantiza el éxito deportivo, pero facilita el cumplimiento de los objetivos. Hay que arriesgar y dejar ese miedo a perder, el margen de error se mitiga cuando el presidente, el manager deportivo y el técnico saben de fútbol. No hay que olvidar que esa inversión indirectamente llena canchas y muchas arcas, acá en Millonarios todos sabemos que entre recaudaciones y mercadeo todo ese dinero se recupera. Tiene que volver a retumbar no solo en el país, sino en todo el continente, ese mote de «Los Millonarios».
Respecto a lo institucional y el factor humano encuentro que Millonarios necesita seguir invirtiendo con altura en el fortalecimiento de las divisiones inferiores, como eje clave en el éxito deportivo a corto, mediano y largo plazo. No hay un club grande en el mundo sin divisiones inferiores fuertes; es clave y vital poner dinero acá, es el futuro, es el patrimonio institucional. Por otro lado, hay que mencionar que institucionalmente hay que consolidad la sede, hay que concretar la construcción del estadio. Pensar también en la creación de equipos profesionales en otras disciplinas deportivas, la creación de una fundación, en fin, hay un sin número de ideas que a futuro podrían estar plasmadas en la hoja de ruta a seguir por esta institución.
Hablando un poco de la hinchada, inmensa, por cierto, creo que puede articular algo más. Por qué no pensar en unirnos para acercarnos al club creando por ejemplo una sociedad de seguidores de Millonarios. Una sociedad de hinchas que se funde y gire en torno a lo social, que con el paso del tiempo se institucionalice, cree reglas y costumbres. Una sociedad organizada que se perfile como un soporte del club, un verdadero nexo comunicativo entre hinchas y socios con dirigentes.
En conclusión, hay muchas cosas por construir aún en Millonarios. Diría que el verdadero club deportivo que todos queremos ver sigue ahí esperando a ser levantado. Hay que seguir sumando esfuerzos, desde lo gerencial, hay que invertir con inteligencia, hay que arriesgar con la compra o préstamo de jugadores que marquen diferencia. Desde lo institucional se debe continuar con el fortalecimiento de las divisiones inferiores, así como en consecución de proyectos de infraestructura para el club. Finalmente, desde la unión de la hinchada creo que podemos organizarnos para seguir enalteciendo la grandeza del que sigue siendo el club de fútbol más grande de Colombia, el club de «Los Millonarios».
Juan Hernández