‘Che’ Guevara fue un fanático apasionado del fútbol.

En su paso por Colombia en 1952, Ernesto ‘Che’ Guevara asistió al Campín para ver al ‘Ballet Azul’ de Di Stefano, Pedernera y Rossi.

En julio de 1952 y en el marco de su viaje por Sudamérica junto a Alberto Granado, Ernesto Guevara, quién aún no era el ‘Che’, estuvo por Colombia y una de sus metas en el viaje era ver jugar a Millonarios, equipo donde figuraban estrellas argentinas como Alfredo Di Stefano, Adolfo Pedernera y Néstor Raúl Rossi.

‎'»Me atajé un penal que va a quedar para la historia de Leticia» contaba, en carta desde Colombia, un joven argentino. Se llamaba Ernesto Guevara, y todavía no era el Che. En 1952, él andaba a la ventura por los caminos de América. A orillas del río Amazonas, en Leticia, fue entrenador de un equipo de fútbol. A su compañero de viaje, Guevara lo llamaba ‘Pedernerita’. No tenía mejor manera de elogiarlo’. Estas palabras son tomadas del Fútbol a Sol y Sombra, gran escrito de Eduardo Galeano y que son el punto de partido de una leyenda que siempre vivirá en la historia de Millonarios.

Diferentes versiones tiene esta historia. Cambian los compromisos, los hechos y los partidos de fútbol, pero lo que si es cierto, es la visita del mítico revolucionario argentino a Bogotá y su deseo por ver jugar al entonces mejor equipo del mundo. LosMillonarios.net le trae tres versiones diferentes, con protagonistas iguales y un sólo sentimiento: el amor por el embajador.

Primera Versión

Ya en Leticia, y luego de recorrer Argentina, Chile y Perú, Guevara y Granado tuvieron que esperar 15 días por un avión que los llevara hasta Bogotá. El deseo era conocer a Alfredo Di Stefano y Adolfo Pedernera, grandes héroes de River Plate. Cortos de dinero, aceptaron el trabajo de entrenadores de un equipo de fútbol en la capital del Amazonas. Decididos a ir más allá, ambos no sólo dirigieron al equipo, sino que además jugaron en él.

Guevara ofició de arquero, posición que le favorecía dada su poca actividad física, la cual era difícil para el Che por su problema de asma. Granado fue bautizado con el mote de ‘Pedernerita’ por su gran habilidad para el balompié. En carta fechada del 6 de julio de 1952, Guevara cuenta a su madre acerca de su hazaña en el arco y de cómo irá a Bogotá a ver a sus compatriotas: «veré a Millonarios y Real Madrid desde la más popular de las tribunas, ya que los compatriotas son más difíciles de roer que ministros” contaba Guevara en su misiva.

El 9 de julio Millonarios enfrentó al Real Madrid en el marco del Trofeo de la Cancillería de España, torneo amistoso que el conjunto bogotano ganó por 2-0. Esta versión hace pensar que Guevara pagó las entradas para el juego y que no conoció a ningún jugador embajador que le obsequiara pases de cortesía. Luego de esto, Guevara y Granado prosiguieron su viaje hacia Venezuela.

Segunda Versión

Ernesto Guevara y Alberto Granado cruzaron el río Amazonas en la embarcación llamada Mambo-Tango y llegaron a Leticia para ayudar con los leprosos de esta zona apartada del país. Al ser argentinos, los pobladores de este municipio pensaron que debían ser expertos en fútbol, así que fueron contratados como entrenadores del Independiente Sporting Club y así jugar una liga local aficionada. Guevara jugó como arquero, mientras que Granado, o renombrado ‘Pedernerita’ fungió como delantero.

Luego de su periplo por la Amazonia llegaron a Bogotá. Allí se hospedaron en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional, donde conocieron a Julián Córdoba, estudiante bogotano de medicina. Córdoba cuenta que Guevara y Granado le suplicaron que los llevara a conocer a Alfredo Di Stefano. Encontraron a la ‘Saeta Rubia’ mientras almorzaba en un restaurante del centro de la capital y este les regaló dos entradas para el juego entre Millonarios y Real Madrid (no se especifica si fue al juego del 5 de julio o al del 9 del mismo mes).

Luego del encuentro, Ernesto y Alberto viajaron a Venezuela.

Tercera Versión

Luego de meses de trabajo arduo en el leprosorio de San Pablo, a orillas del Amazonas, los viajeros Ernesto Guevara y Alberto Granado atravesaron el ancho río en balsa hasta llegar a Leticia. Allí aprovecharon el ‘boom’ futbolístico que se había creado luego del fichaje de Liborio Guzmán por América de Cali. Guevara y Granado conformaron un equipo de fútbol para una liga aficionada.

Tras ganarse la simpatía de la gente, consiguieron que la Fuerza Aérea Colombiana los llevara hasta Bogotá en avión. Ya en la capital colombiana, se alojaron en la Universidad Nacional con la intención de ayudar en el Hospital San Juan de Dios. A su vez, los viajeros buscaron por cielo y tierra a Alfredo Di Stefano y cuando lo hallaron, este les obsequió dos pases de cortesía para el siguiente juego del embajador.

Aquel compromiso sería un clásico capitalino, jugado el 29 de junio de 1952. Millonarios, que oficiaba de visitante, goleó a Santa Fe por 6-0, con anotaciones de Reinaldo Mourín, Antonio Báez (x2), Alfredo Di Stefano, Adolfo Pedernera y Alfredo Castillo. La felicidad de Guevara y su compañero de aventura fue única.

Luego de esto, los viajeros se fueron para Caracas, donde partieron rumbos. Guevara continuó su camino que terminaría en Cuba y el inicio de la revolución. Granado regresó a Argentina a terminar sus estudios.

Tres versiones con hechos similares y diferentes, pero con una única verdad. El más grande revolucionario de América Latina estuvo en El Campín conociendo, no sólo a sus compatriotas que hacían historia en el fútbol profesional colombiano, sino que además disfrutó del mejor equipo de Colombia y del mundo: Millonarios de Bogotá.

ABSALOM HERRERA ACERO

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