Cuando hablamos de troncos siempre viene a nuestra mente las personas que no son muy técnicos con un balón de fútbol, es una palabra muy usada en el argot popular de los bogotanos para referirnos a jugadores de fútbol no muy talentosos. Basta con repasar la historia de Millonarios y nos encontramos con varios de ellos, como un tal Arsenio Benítez que fue un jugador paraguayo que de su asociación con lo tronco lo apodaron “armario”; Boyero al lado de este guaraní era un crack para que entiendan lo que les hablo, el tipo medía casi dos metros y no sabía cabecear.
En este escrito quiero hablar de otro tipo de troncos, los que verdaderamente le dan vida y reverdecen nuestra ciudad. Hay cifras que nos cuentan que en nuestra amada ciudad mueren dos mil personas al año por la calidad del aire. Al recorrer mi ciudad veo que nos estamos consumidos en el cemento, sumados a esos rayones de mal gusto que dañan algunas paredes capitalinas, ojalá fueran obras de arte como las que hacen los muralistas Gleo o el fallecido Rodez. Los majestuosos cerros orientales que nos llenan de vida nos recuerdan el compromiso que tenemos con la naturaleza.
La Secretaría de Salud del distrito dice que la contaminación atmosférica provoca enfermedades respiratorias agudas como la neumonía y crónicas como el temido cáncer de pulmón, el cual se llevó al gran neerlandés Johan Cruyff. Ante esto vemos las tristes decisiones de la alcaldesa Claudia López, proponiendo una tala de árboles para ampliar las estaciones del Transmilenio en la avenida Suba. Parece que ella no se ha dado cuenta de la necesidad que tenemos de sembrar árboles en nuestra amada metrópoli, acá piensan más en los beneficios económicos que en construir verdaderamente un mejor hábitat para todos. Exigimos más compromiso por parte de los entes distritales con el cuidado de nuestro territorio.
Nosotros, como hinchas de un equipo capitalino, debemos procurar un cuidado del medio ambiente, que triste es ver nuestros humedales llenos de basura cuando son uno de los pocos espacios donde contamos con un aire limpio que nos dé calidad de vida. Como ciudadanos debemos tener una postura más política, ya que las decisiones de las personas que rigen los destinos de una comunidad nos afectan directamente e indirectamente. Si no escogemos a dirigentes que verdaderamente cuiden nuestro medio ambiente, estaremos destinados a graves consecuencias que empeorarán el entorno en el que vivimos. Si fuéramos más conscientes nuestro río Bogotá hace rato debería ser de nuevo navegable, pero nuestro silencio hace que esos proyectos no se gesten y se queden en promesas.
La cuarentena permitió que respiráramos un mejor aire, pero las políticas ambientales no son las adecuadas para que nuestra ciudad tenga una atmósfera adecuada. De ahí la importancia de lo que hacen ciertos sectores de la hinchada, como es el caso del Comando Ambiental, donde integrantes de los Comandos Azules llenan de color nuestros parques, esos espacios reducidos en esta mole de cemento, la reforestación es primordial en nuestros entornos. Desde acá se hace un llamado a que nosotros como comunidad albiazul debemos comprometernos con nuestra ciudad.
Cómo es posible que en algunos hogares aún no reciclemos debidamente por pereza o apatía. Si nosotros que profesamos amar a Millonarios y a Bogotá no damos el ejemplo a todo un país, no estamos en nada, debemos pensar en las futuras generaciones que heredarán esta tierra. El cambio empieza por cada uno y así se pueden contagiar a las demás personas que están a nuestro alrededor.
Julio César Vargas López