Anoche vimos el golpe de la eliminación en la cara de Miguel Ángel Russo. Se notaba afligido, con pocas palabras y con ganas de mascar lo ocurrido en la soledad de su cuarto. Es un duro golpe al ánimo de los hinchas y la confianza del plantel la eliminación, pero no puede dar para tirar por la borda la temporada. Millonarios debe concentrarse en lo que queda, que no es poco, para salvar la temporada.
Más que nada es volver a ser más sólidos atrás, como dice el profesor Russo, reducir el margen de error: ayer nos llegaron 7 veces claras para gol. Caracho está jugando bien, pero no hay más quien le ayude, Figueroa es un tiro al aire saliendo y Román jugó tal vez su peor partido con la camiseta de Millonarios. En la mitad Marrugo no logra echarse el equipo al hombro y sus acompañantes no bailan al mismo ritmo: mientras Marrugo quiere bailar vals, los delanteros quieren poguear.
Y es que ahí radican los problemas de Millonarios, se nos olvidó ser un equipo y creemos que las individualidades por si solas resuelven los problemas. De ser un equipo ágil y ordenado, pasamos a ser atropellados y perdidos en defensa. Las ganas no son negociables en los equipos de Russo, y se ven, pero se están quedando con ellas como base del juego y no con el fútbol. Tenemos mejor nómina, pero aún el equipo está gateando cuando debería hacer una maratón ya.
Nosotros los hinchas, habló por la gran mayoría, seguiremos apoyando e ilusionados con que Russo y sus muchachos salgan de esta y logremos los dos títulos restantes. Necesitamos ahora es ver la mano del técnico y que los jugadores apuren su nivel, que es muy flojo en algunos, para repuntar en liga y clasificar a la final de copa.
Lo más próximo es la Copa Águila 2018. El rival es de los mejores del semestre, con más descanso y tiempo de trabajo entre semana, pero individualmente, con menos figuras y experiencia en fases finales. Otra serie de ida y vuelta con la ventaja de terminar en casa para llegar a la final. Luego la liga, donde está más complicado, hay que sumar de a tres urgente. Equidad de local y Pasto de visitantes son los rivales que vienen donde no habrá margen de error.
El momento de los balances es al finalizar el semestre, donde los directivos tomarán las decisiones del caso y revisarán si el rendimiento de jugadores y cuerpo técnico da para su continuidad en el club. Ahora, templanza, trabajo y sacar esa jerarquía que hace un año nos llevó a ganar una estrella. Lo bueno y lo malo de este semestre es toda responsabilidad de Miguel Ángel Russo.
Por eso confío en que logre sacar el barco adelante. La eliminación no es el final, bien encaminado este golpe, puede ser el impulso para conseguir los objetivos que vienen.