En una noche frustrante para la hinchada embajadora, Millonarios volvió a dejar escapar puntos valiosos en casa tras empatar 1–1 con Atlético Bucaramanga en la fecha 16 de la Liga BetPlay 2025-II.

El resultado complica aún más sus aspiraciones de clasificar, ya prácticamente están eliminados, mientras el equipo muestra destellos de buen fútbol sin lograr mantener la intensidad ni la concentración. El técnico Hernán Torres no ocultó su molestia, “me tiene amargado, triste y preocupado”, admitió tras el encuentro.

Lo bueno

Millonarios mostró iniciativa en la primera mitad: manejó mayor posesión, intentó salir jugando desde atrás y generó ciertas ocasiones ofensivas que habían sido escasas en semanas anteriores.

El equipo demostró que puede crear presión e ir al frente, lo cual es importante en este tramo de la Liga al que se ha llegado con urgencia de resultados. Hubo momentos de movilidad y voluntad por romper líneas.

Lo malo

En el segundo tiempo, Millonarios perdió control del juego: cedió la iniciativa, entregó el balón y permitió que Bucaramanga creciera en el partido. Según Torres “el primer tiempo tuvimos actitud, opciones… el segundo tiempo […] perdimos la pelota, la entregamos mal, se la dimos al rival.”

La fase ofensiva fue deficiente: pese al dominio parcial, el equipo no pudo traducir esas virtudes en una ventaja clara en el marcador que garantizara tranquilidad. El empate coloca al equipo en una situación comprometida de cara a la clasificación: la eliminación parece cada vez más cercana.

Lo feo

El gol recibido de saque de banda es un fallo que marca una debilidad estructural. El técnico lo reconoció con dureza, “lo malo es que no nos pueden hacer un gol del saque de banda… Es triste sobre todo por lo que nos estamos jugando”.

Más que la táctica o el rival, se evidencia una falta de atención y concentración en momentos decisivos del partido. Este tipo de errores deja una sensación de fragilidad que preocupa tanto en lo deportivo como en lo psicológico. El momento institucional y anímico del club se agrava: cuando un equipo está en riesgo de quedar fuera, cada empate o fallo pesa mucho más. Torres lo sintetizó en una frase: “me tiene amargado, me tiene triste y preocupado”.

El equipo mostró pasajes interesantes, pero no bastan las buenas intenciones cuando el tiempo apremia y la eficacia disminuye. Con la clasificación pendiendo de un hilo, y casi que descartada, los Embajadores necesitan recuperar no solo juego, sino carácter. Como dijo el técnico: el responsable es él y también lo es el grupo al completo.