En una noche vibrante en El Campín, Millonarios se quedó con el clásico capitalino tras vencer 1-0 a Santa Fe en la fecha 17 de la Liga BetPlay 2025-II. El gol, que llegó en el minuto 90+7, desató la locura azul en la tribuna visitante y revivió la ilusión de un equipo que sigue aferrado al sueño de clasificar. Con un hombre menos durante buena parte del segundo tiempo, los dirigidos por Hernán Torres mostraron carácter y corazón en un partido cargado de emociones, tensión y polémica.
Lo bueno
El gran protagonista de la noche, el ídolo azul, David Mackalister Silva. El capitán dio una clase de liderazgo y talento en la cancha, siendo el eje del mediocampo y quien fabricó la jugada que terminó en el agónico gol de Cristian Cañozales. En un momento donde Millonarios necesitaba temple y claridad, Macka respondió con su experiencia y compromiso, demostrando por qué sigue siendo el alma del equipo.
Además del rendimiento individual, el grupo mostró una notable capacidad de resistencia. Tras la expulsión de Dewar Victoria al minuto 65, los azules se vieron obligados a replegar líneas y a jugar más de media hora con diez hombres. Aun así, el equipo no perdió la concentración y supo sufrir e intentar hasta encontrar el gol. Hernán Torres, visiblemente emocionado, destacó el “espíritu de lucha” de sus jugadores, un valor que había pedido recuperar desde su llegada.
Lo malo
A pesar del triunfo, el juego de Millonarios sigue dejando dudas. El equipo tuvo largos pasajes de desconexión y dificultades para mantener la posesión del balón. Santa Fe dominó el ritmo por momentos y generó peligro con llegadas por las bandas, aprovechando la inferioridad numérica del rival. La falta de profundidad y las imprecisiones en salida siguen siendo un problema recurrente que el cuerpo técnico deberá ajustar estos últimos partidos si quiere llegar a los cuadrangulares.
El propio Hernán Torres reconoció al final del partido que, aunque el resultado fue positivo, “aún hay cosas que nos preocupan; necesitamos más claridad con la pelota y ser más constantes durante los 90 minutos”.
Lo feo
El desenlace del encuentro dejó una sensación agridulce. El gol de la victoria llegó en el minuto 90+7, reflejo de un partido que Millonarios no supo cerrar antes. La tensión en las gradas fue evidente, y la falta de contundencia ofensiva casi le cuesta dos puntos vitales al equipo. Además, la expulsión de Victoria complicó innecesariamente un encuentro que pudo resolverse con mayor tranquilidad.
Millonarios ganó más que tres puntos: recuperó confianza, orgullo y esperanza. El equipo mostró carácter para superar la adversidad y dio una alegría a su hinchada en uno de los partidos más importantes del semestre. Sin embargo, el camino a la clasificación sigue siendo estrecho y exige regularidad y resultados.
El clásico dejó una gran lección: cuando Mackalister Silva lidera y el grupo acompaña, Millonarios tiene alma. Pero si el fútbol no aparece con más continuidad, la ilusión podría quedarse en un solo golpe de emoción para el final.
