En fases finales también juega la hinchada, la importancia del estadio lleno toma otras connotaciones porque el aliento se convierte en esa fuerza que impulsa mucho más que un resultado, mueve a nuestros jugadores a ser guerreros en la conquista de una nueva cima.

La fiesta se hace más grande, hay que llenarla de muchos más colores, es el momento para llevarse todo puesto, la camisa, la bufanda, la chaqueta, la gorra, la pintura blanca y azul incluso ese gorro gigante tan festivo; es el momento de ir con toda la familia, los amigos porque es un baile en el que todos tenemos que llevar el compás, momento de cantar hasta reventar la garganta, saltar y gritar todo.

Nos quedan 90 minutos que nos separan de una nueva semifinal, de un peldaño más hacia la gloria, a esa anhelada estrella 15. Nos quedan 90 minutos para soñar que se puede, para creernos el cuento de que tenemos con que dar esa vuelta en El Campin, momento de dejar de mirar a las otras casas vecinas para enfocarnos y sentir orgullo de la nuestra, momento de unirnos como hinchada en un solo cántico, para que tanto ellos como nosotros seamos un ejército azul.

A los jugadores les pido dejar todo en la cancha, la sangre, el sudor y las lagrimas porque solo aquel que lucha obtiene la recompensa, que cuando sienta que todo esta perdido o sientan nervios y vean esa cancha inmensa miren para las tribunas; y sientan que jamás ni por asomo están solos, son 11, son más de 20, son una institución, son miles, son una ciudad, son millones.

Son un ideal mucho más fuerte que el rival, son ese grito que llevamos atragantado ya 5 largos años, son una pagina dorada que se tiene que escribir. Los jugadores tienen que ver que ser campeones es nuestra única opción, por nuestra historia, nuestros colores, por esta hinchada que va a cualquier parte, que se alista para saltar los 90 minutos, esta hinchada a la cual si le entregan la gloria serán inmortales, este es el momento de creernos de nuevo grandes, de pintarse el corazón con los colores.

El miércoles, querida hinchada El Campin debe ahogar a los verdes capitalinos, deben sentirse acorralados, deben sentir que si quieren ganar tendrán que vencer a 40 mil corazones azules, deben sentir el peso de la historia, de los títulos, de conocer la gloria; deben sentir el peso que nosotros hemos cargado estos largos cinco años en sequía, deben saber que Millonarios hará todo para conseguir esa cima y conquistar una más grande, deben enterarse que el gigante esta despierto.

Soñemos en grande, soñemos la 15, la clasificación directa a Libertadores, el volver por la puerta que nos merecemos, soñemos con la final, soñemos con el Nemesio a reventar, con la ciudad de nuevo inundada en delirio azul, soñemos con el grito de CAMPEÓN, pero por ahora soñemos con el paso a semifinales, con estar más fuertes, con unirnos porque juntos no solo somos un mar azul, somos un tsunami.

SE VALE SOÑAR, SE VALE AMAR, SE VALE ALENTAR.

Valentina Cadosch

@Cadosch12